Un estudio muestra los efectos positivos de las carreras para el medio natural y rural

Esta investigación demuestra que este tipo de competiciones son un factor dinamizador de los entornos donde se celebran; también subraya la importancia de cuidar la naturaleza y que para ello se debe concienciar a corredores y organizadores.

Que las carreras por montaña son positivas en muchos aspectos, tanto para participantes como para las poblaciones que las acogen, era algo que ya intuíamos desde hace tiempo. Pero es ahora cuando podemos asegurar que esta afirmación tiene una base científica.

Esto se debe a las conclusiones que se han sacado de un estudio, auspiciado por la Fedme con la colaboración del MARM, en el que se analiza la incidencia socioeconómica y medioambiental de las carreras por montaña.

Una de las principales conclusiones derivadas del estudio es que las carreras por montaña suponen una gran dinamización de zonas antes olvidadas, difundiendo su nombre y propiciando un descubrimiento del patrimonio natural y cultural de la zona, así como un redescubrimiento del territorio por parte de sus propios habitantes.

Pero las carreras también tienen un impacto en la economía de los municipios en los que tienen lugar estas competiciones, ya que impulsan el turismo rural, debido a que atraen no sólo a los corredores, sino a familiares, amigos y otros espectadores, de forma que se diversifica y desestacionaliza la actividad turística, generando un efecto multiplicador.

Pero las carreras también suponen un empujón en el apartado social, ya que, en ocasiones, suponen una renovación de ciertos servicios municipales o la adecuación de ciertas zonas, como caminos o aparcamientos, que luego pueden ser usados por los habitantes de la zona. Asimismo, alientan la práctica del deporte en las poblaciones rurales, especialmente entre los más jóvenes.

Protección medioambiental

Pero este estudio también refleja la parte negativa de las carreras por montaña, que no es otra que su impacto en el medio ambiente, sobre todo teniendo en cuenta que, en numerosas ocasiones, éstas transcurren por zonas protegidas y especialmente sensibles.

Para ello, según este estudio, se antoja imprescindible que se siga con la política de sancionar a los atletas que arrojan residuos en los recorridos, así como la preparación de los voluntarios de limpieza, para que ésta sea más selectiva y tenga un menor impacto medioambiental. También destaca lo positivo de que, a la hora de organizar una competición, organizadores, autoridades medioambientales, población local, empresarios, deportistas… se coordinen y mejoren su comunicación.

Recomendaciones y sugerencias

A modo de conclusión, los autores del estudio proponen una serie de recomendaciones para que el impacto socioeconómico sea el máximo posible a la vez que el medioambiental sea cada vez menor.

Entre otras, se recomienda que se impulse la zona donde tiene lugar la prueba, además de incluir a la población local en las labores de organización. Asimismo, la contratación de servicios y la compra de productos en el ámbito local suponen un impacto positivo para la economía de la zona.

En el mismo sentido van las recomendaciones en lo tocante al respeto al medioambiente, para lo que se sugiere una recogida total y selectiva de residuos, cintas, la limitación de avituallamientos así como fijar un tope de participación acorde con las características del lugar donde se celebra.

Interesante es el último punto de este apartado, en el que se recomienda la redacción, con la colaboración de la Fedme, de un procedimiento de desmantelamiento de carreras por montaña así como un procedimiento de control de la sostenibilidad de dichas pruebas.